¿Sabéis esa sensación de estar en una pesadilla en la que quieres despertar y no puedes? El cuerpo no responde y la cabeza te dice : abre los ojos. Pues, los he abierto y todo sigue igual. Escribo por la necesidad de hacer visible aquello que me da vergüenza, pavor y me hace sentir "menos mujer" cuando en realidad, te hace más mujer que nunca.
Desde hace tiempo soñaba con ser madre, con ese instinto que jamás pensé que tendría y que supuso un cambio en mis células cuando sorprendentemente fue un SI. Cómo un instante cualquiera, te cambia la vida.
No quería hacerme ilusiones pero ¿quién no puede hacérselas teniendo esta historia en su interior? Las semanas pasaban y mi pequeña célula se desarrollaba en mí. Me sentía menos sola, más mamífera que nunca. Pero no siempre una late al compás.
Y en unas 10 semanas de auténtico amor profundo, se ha esfumado todo en un abrir y cerrar de piernas. Mi pequeño cuerpo, mi vida, mi pequeña mariposa dejó de latir. Y una parte de mí también se ha desintegrado. Solo unos minutos te quitan el título de madre. Cómo decía... cómo te cambia la vida en unos instantes.
No sabes lo fuerte que eres hasta que estás débil. Nadie debería ver como la aventura de ser madre se marcha con un sonido de cisterna provocado. Unas píldoras que dicen adiós. Un sangrar sin rumbo y unos dolores que no tienen compensación alguna. Y no son sólo un par de días... Creedme.
Es doloroso leer estas palabras, lo entiendo. Pero no están aquí solo para eso. Están para hacer visible el dolor de las mujeres que pierden de una manera u otra a su bebé. De qué no siempre el tiempo todo lo cura, porque literal debe cicatrizar por dentro y volver cada cosa a su lugar. Debo volver a ser yo, sabiendo que jamás seré la misma . Sacar fuerzas para levantarme y no solo de manera psicológica, sino físicamente. El cuerpo no entiende de tiempos y la naturaleza por muy sabia que sea, vuelve a su curso sin preguntar. Se te retuerce por dentro y te indica que ya no hay más vida que la tuya. Y que con eso debe ser suficiente para echar de nuevo a andar.
No he llorado mucho, lo confieso. Aún estoy en ese momento de incredulidad. Lloro en horas dispares como olas que vienen y van. Supongo que por eso, las lágrimas son de sal como el mar.
Sé que superaremos la tormenta y entiendo lo de distraerse, hacer cosas que te hagan reír y rodearte de tu gente. Lo entiendo y lo hago pero un corazón roto no se arregla con superglue.
Habrán historias más bellas y bonitas que contar. Ojalá en un futuro pueda publicar lo feliz que seremos marido y yo al ver a nuestro bebé con nosotros pero hoy, es de esos días tristes en los que no está mal sentirse triste, sufrir el dolor en las entrañas y sólo puedes estar acostada porque todo duele tanto que no puedes ni dormir.
Todo pasará, lo sé. Pero permitirme decir que necesito estar mal, para volver a estar bien. Ya caí en depresión una vez... Pero esa vez, estaba sola. Ahora tengo a mi ejército que me acompaña y sé que no me soltará.
Y a ti, mi pequeña molécula en este enorme universo, te voy a querer siempre. Vida mía. Vida nuestra.